Madrid. La política de Adif con sus nuevas y amplias estaciones de tren pasa por sacarle el mayor provecho posible, más allá de la función que le es propia. Y en base a ella, los viajeros pueden ver cómo, en muchos casos, se han creado como espacios vivos, luminosos, céntricos y peculiares, adecuados para acciones y actividades espectaculares de todo tipo, como ferias, exposiciones, stands, promociones, ruedas de prensa, conciertos, espectáculos.
Hasta ahora, estas actividades se desarrollaban en estaciones plenamente operativas, pero la crisis ha llevado a los directivos de la entidad a agudizar el ingenio en busca de ingresos. Dicho y hecho. En Madrid, aprovechando el auge adquirido en los últimos meses por el alquiler de espacios, por horas, días o semanas, la antigua estación del Norte –la de Príncipe Pío, como la conoce todo el mundo–, cerrada a cal y canto sin que ninguno de los proyectos presentados para su reconversión llegara a buen término, es, desde esta semana, uno de los mayores ‘pop-ups’ de Madrid.
Y, a buen seguro, que los casi cien años de historia de sus pilares y la mezcolanza de estilos van a ser objeto de deseo de más de uno, además claro está de sus casi 7.000 metros cuadrados. El que lo quiera alquilar, ya puede echar números. Son 2.200 euros diarios, con vestíbulo y aparcamiento. Si se prescinde del aparcamiento, un mínimo de 1.200 euros.
Y los primeros clientes no han tardado en llamar a la puerta. Sin ir más lejos, cualquiera que pasa estos días por la zona, al final de la madrileña Cuesta de San Vicente, podrá comprobar cómo los operarios se afanan en mejorar el deteriorado aspecto del edificio, con goteras y múltiples desperfectos, e incluso un halcón se va a encargar de ahuyentar a las decenas de palomas que utilizan la estación como improvisado cobijo. Todo con vistas a que la marca de whisky J&B celebre la próxima semana sus ‘bodas de oro’ con una fiesta de altos vuelos a la que están invitados más de 700 personas.
La iniciativa podría servir para, poco a poco, obtener los ocho millones de euros que Adif necesita para llevar a cabo el proyecto de rehabilitación del edificio que tiene entre manos, de cara a su posterior explotación.