Beijing. El Gobierno de Islandia ha aprobado que un millonario chino adquiera tierras en el país para desarrollar un complejo hotelero en la isla, tras más de un año de negociaciones y polémicas por las posibles connotaciones políticas de la operación.
Huang preside la firma Beijing Zhongkun Investment Group, y sus negociaciones para la compra de 300 kilómetros cuadrados del país nórdico atrajo la atención mundial, ya que coincidió con el momento en el que Islandia atravesaba sus peores momentos de crisis financiera y se llegó a interpretar como un intento del Gobierno chino de aprovecharse de los problemas islandeses de liquidez.
El empresario señaló durante las largas negociaciones que debido a su pasado político (en los 80 trabajó para departamentos del Partido Comunista de China y para el Ministerio de Construcción) el Gobierno islandés se mostraba reticente a venderle los terrenos en cuestión.
Analistas islandeses señalaron además que, con la compra de terrenos, la segunda potencia económica mundial accedería a una zona estratégica en cuanto a recursos naturales y transporte marítimo. La compra de Huang en Islandia supone un empuje a la inversión externa de las empresas chinas tras más de tres décadas de crecimiento económico.
El mismo empresario ha señalado, de hecho, su intención de adquirir terrenos en Noruega, Finlandia y Suecia en los próximos años, también con la intención de desarrollar instalaciones turísticas.
Hace un año las autoridades islandesas rechazaron la oferta, y el multimillonario chino calificó esta decisión de “pueblerina”. “El rechazo refleja que el ambiente injusto y pueblerino que afronta la inversión de las empresas privadas en el extranjero”, señaló entonces Nubo, el empresario que intentó adquirir el terreno para desarrollar un complejo de ecoturismo.
Huang, que antes de dedicarse a los negocios privados era funcionario público, tenía previsto desembolsar entonces seis millones de euros (8 millones de dólares) por la compra de ese pedazo de isla, que según algunos analistas locales daría acceso a la segunda potencia económica a recursos naturales y a una zona estratégica en el transporte marítimo.