Madrid. El goteo constante de salida de capitales que se lleva produciendo en España desde el pasado verano tiene todos los indicios de acrecentarse en los próximos meses, una vez tomada la decisión del Gobierno de subir el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas a las plusvalías que tengan menos de un año. La medida, que afectará de lleno a la línea de flotación de la inversión en acciones bursátiles, lleva aparejado un fuerte incremento del coste de capital, que incentivará la referida salida.
Se trata de una medida que, lejos de favorecer el acceso a otras vías de financiación empresarial como la captación de recursos en los mercados de capitales con lo que favorecer el desapalancamiento de deuda, lo que pone sobre la mesa son más obstáculos a vías alternativas de financiación distintas de las bancarias.
Un aumento del impuesto sobre las plusvalías a corto plazo podría acelerar la caída en la contratación de renta variable, lo que supondría un golpe en la línea de flotación de este negocio, al igual que sucederá con otros agentes de la industria financiera, como es el caso de las sociedades y agencias de Bolsa.
Algunos de los perjudicados por las consecuencias de la medida ya han puesto el grito en el cielo, tachándola de injusta, ya que el incremento fiscal a las plusvalías no afectará por igual a todas las inversiones. Sí lo hará con las inversiones bursátiles, pero no con los intereses que puedan ofrecer otros productos financieros ni al cobro de dividendos.
Otra crítica a vuela pluma de esta nueva subida impositiva se relaciona con el alcance de su eficacia real para luchar contra la especulación en el mercado, ya que quedaría fuera de su aplicación la actividad de sociedades o inversores extranjeros, precisamente los colectivos que más están especulando en el mercado, ya que la mayor parte de los inversores han acabado expulsados por la fuerte volatilidad.
Los fondos de inversión, por el contrario, sí pueden beneficiarse de la medida, ya que ofrecen una tributación ventajosa al permitir diferir el pago de impuestos hasta el momento de rescatar la inversión. Hasta ese momento, el ahorrador puede traspasar su patrimonio de un fondo otro sin tributar.
