Madrid. Diez años después de que el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, iniciara la tramitación, el proyecto el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama llegará esta semana finalmente al Consejo de Ministros para su aprobación, aunque cabe la posibilidad de que con posterioridad, dadas las presiones existentes desde varias partes, algunas cuestiones sean matizadas tras el posterior periodo de consultas y, sobre todo, en su final paso por el Congreso de los Diputados.
El foco de la discordia que suponen las 2.000 hectáreas de los bosques de Valsaín –en principio fuera de los límites del parque– y las presiones ecologistas por la sibilina área protegida, cuidadosamente delimitada con espacios de casi exclusivo público, dejando fuera amplias zonas privadas, que conlleva una cierta irregularidad del área protegida. Irregularidad que provoca que se protejan zonas escasamente apreciables desde el punto de vista medioambiental y no se incluyan otras como la cuenca alta del Lozoya.
En principio, el proyecto al que el Gobierno dará luz verde se extiende sobre una superficie de 35.664 hectáreas, 21.740 hectáreas en la Comunidad de Madrid y el resto en Castilla y León. Algo más de la mitad de lo que en un principio sesudas investigaciones de expertos consideraron. Pero las presiones de los intereses privados a uno y otro lado de las cumbres, han obligado a recortar el espacio de manera notable.
Además, y sobre todo después de llegar Esperanza Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid, las presiones entonces ejercida por el ‘lobby’ inmobiliario –en momentos de plena expansión urbanística con subidas continuas de precios– fueron determinantes para que la tramitación del proyecto se demorara cuanto más tiempo mejor. Algunas presentaciones puntuales espaciadas en el tiempo, con gran carga mediática, y poco más.
Pasaban los años y nada parecía moverse. Además, para mayor alegría de los contrarios al parque se cambio, hubo que reiniciar la tramitación por la modificación de la Ley de Parques Nacionales. En definitiva, mil y una trabas para que el parque no saliera adelante. Ahora lo hace, y habrá que ver lo que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, es capaz de modificar en la fase de tramitación parlamentaria para que el parque al final, si no en los términos iniciales, sí tenga un mínimo de homogeneidad. La que en estos momentos no tiene.