Barcelona. La fábrica de cerveza Moritz ha reabierto puertas convertida en un multiespacio gastronómico, donde se puede disfrutar de la cerveza artesanal fabricada in situ. El espacio, que próximamente contará con un bar de vinos, un par de restaurantes y una tienda, ha sido remodelado por el prestigioso arquitecto francés Jean Nouvel.
Se respira tradición, modernidad, pero sobre todo el aroma de la malta de la cerveza que se fabrica de nuevo. La fábrica Moritz de Barcelona ha reabierto, de nuevo, convertida en una manufactura de experiencias en torno a la gastronomía, la arquitectura y las nuevas tendencias.
Desde que hace aproximadamente un mes entró en funcionamiento la cervecería de este complejo, son muchos los curiosos que se paran a mirar por las claraboyas diseñadas por Jean Nouvel, y más aún que los que hacen cola para saborear la cerveza fresca y las tapas y platos de inspiración alsaciana que se sirven.
La pequeña fábrica de cerveza que se ha instalado en el edificio produce 2.000 litros de cerveza fresca, sin pasteurizar, en cada cocción, que desde el sótano suben directamente a los surtidores de las barras y de la tienda, que abrirá en breve.
El gusto de esta cerveza artesanal no tiene nada que ver con las de otros envasadas. Y menos si se degusta rodeado de los depósitos de agua, maceración y fermentación por donde ha pasado.
Junto con la experiencia gustativa, que se ampliará con un bar de vinos, un restaurante y un aula gastronómica, los visitantes de la fábrica Moritz disfrutarán de la intervención arquitectónica que ha llevado a cabo Jean Nouvel.
El arquitecto de la Torre Agbar ha transformado la antigua fábrica respetando los elementos históricos de un edificio de más de 150 años. Ha diseñado desde las sillas hasta los surtidores de cerveza.
Con varios ingenios hechos con espejos ha llevado la luz natural en la planta subterránea, donde se ubicará el restaurante, que dispone de unos paneles móviles para reorganizar el espacio como se quiera. Entre lo más sorprendente, el hecho de poder entrar dentro de un antiguo depósito de cerveza partido por la mitad o un jardín vertical que ha diseñado Patrick Blanc.
Pero servir cerveza fresca no es el único punto innovador de la fábrica Moritz. Muy pronto, se podrá comprar vino en peso (lo que permitirá probar todo tipo de variedades), adquirir panes de autor (sí, también de cerveza) y encontrar objetos de diseño (en una tienda que cambiará de concepto cada tres meses).