Madrid. Un párrafo de una noticia publicada en este mismo diario nos ha inducido a este comentario. Allí se leía: “También respondió Beatriz Corredor a la solicitud cursada por el Grupo Popular acerca de las reuniones mantenidas recientemente con el sector financiero e inmobiliario, sobre las que apuntó que “el objetivo no era otro que permitir una primera toma de contacto del Ministro de Fomento con los agentes del sector inmobiliario, tras haber asumido las responsabilidades de vivienda en el trimestre anterior”, sin dejar de pasar la ocasión para indicar que “es el sector privado el que debe hacer frente a los retos que tiene planteados, aunque el Gobierno quiere estar y va a estar a su lado, desde el principio básico que rige esta iniciativa, que en ningún caso vamos a traspasar al sector público un problema que se ha generado y que debe resolver el sector privado”.
Al leer esto una sensación mucho más amarga que el esplín me ha invadido pues las observaciones de la ex-ministra apuntan de nuevo a los inmobiliarios como culpables únicos de la crisis. No creo que a los supervivientes del naufragio inmobiliario lleguen a fusilarnos pero desde luego, algunos poderes públicos, no hacen más que machacarnos las manos cuando tratamos de subir a los botes salvavidas.
Conocí una vez a una persona que afirmaba –medio en serio, medio en broma,- que la coherencia era un valor fascista… por ello su conducta aparente se traducía en que unas veces hacía una cosa y, en otras, la contraria. Nada más le voy a contar de la inconsistencia de ese personaje, salvo que lo he vuelto a recordar al leer las declaraciones de la ex-ministra, ya que enseguida me he preguntado: ¿La crisis del mercado financiero, la han resuelto los que la han generado? ¿Las ayudas concedidas al sector bancario, son semejantes a las dadas al mercado inmobiliario? ¿Se ha quedado el problema financiero dentro del sector privado donde se ha generado o ha sido el sector público el que les ha salvado el cuello?
“Siempre hay agua y cordericos para los más ricos” cantaban hace una infinidad de años los aragoneses de La Bullonera. Eso es obvio, lo sabemos, lo sabe la ex-ministra y sobre todo lo sabe ella, La Reina Roja Inmobiliaria; al igual que también todos sabemos que, ante este hecho, la inmensa mayoría de la ciudadanía no va a hacer nada más que seguir mirando desde fuera del salón, el festín de los poderosos. ¡Una pena, penita, pena!