Alcobendas (Madrid). Hace unos días, una noticia, hoy casi desaparecida por la actualidad más urgente, apareció en los medios. En declaraciones a Colpisa (www.colpisa.com) , la vicepresidenta económica doña Elena Salgado, indicó (1) que para este mes de agosto tendría un primer borrador de lo que llamó: Ley de la Edificación Sostenible.
Lo poco que se sabe de esa Ley parece muy razonable. Por ejemplo, más allá de algunos delirios de algunos iluminados que pretenden cambiar por arte de magia – o de decreto- la incidencia que la Construcción tiene en España, la ley pretendida quiere traspasar el peso de la Construcción desde la Promoción de Obra Nueva a la Rehabilitación de Edificios: una idea absolutamente realista y magnífica, que se demostrará muy eficaz en la reanimación del Sector Inmobiliario, de las Industrias relacionada con éste último y que servirá para crear mucho empleo.
El segundo rasgo señalado por Salgado, la demanda de sostenibilidad para esta nueva etapa de la Construcción en España, es igualmente estupenda. Necesitamos “construcción verde” y todo lo que ello lleva consigo. Esto servirá para alentar la edificación de calidad, la investigación y la innovación en esta industria y, efectivamente, un cambio en las costumbres de promoción y consumo de los clientes potenciales del sector. Y no menor será la vuelta de capital inversor hacia estas nuevas construcciones con preferencia a las tradicionales no sostenibles.
El tercer rasgo muestra la debilidad de la ley pretendida: la necesidad de financiación de origen privado -Entidades de Crédito- para este tipo de actuaciones. ¡Ojalá a la ministra no le tiemble el pulso –su brazo financiero- y ajuste las cuentas como es debido, y exigido por todos aquellos –los ciudadanos- cuyos impuestos sirvieron para “salvar” no hace tanto, a muchas de aquéllas. ¡Ojalá le salga bien, ministra!
Finalmente, permítanos una sincera sonrisa: cuanto más pronto y fuerte, sentido y claro se oiga su mantra LES (Ley de la Edificación Sostenible), más le sostendrá éste a usted personalmente (y al sector inmobiliario español y por ende a España) y gozaremos todos de sus buenas vibraciones: algo inevitable, pues así ocurre con todos los mantras verdaderos.
Y aquí la dejamos, en espera de oír su mantra cuanto antes.
Miguel Villarroya Martín.
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Nota:
(1) Nos lo cuenta el periodista Julio Díaz de Alda.